Mujer relata por qué su padre decidió “regalar” a sus hermanos al Gobierno de Corea del Norte

Yonghi Yang es una cineasta reconocida por su impecable trabajo relatando la historia de su vida durante la división de Corea.

A continuación te traemos su relato más importante, por qué su padre decidió “regalar” a sus 3 hermanos al líder norcoreano Kim Il-Sung:

Yonghi Yang es una cineasta coreana que relata la historia de cómo su padre regaló a sus hermanos al líder Kim Il-Sung.

Yonghi creció en Japón en la década de 1960, luego de que ella y su familia, emigraran de Corea a la ciudad de Osaka.

Debido a la situación, en Japón todos los migrantes debían soportar los prejuicios anticoreanos, por lo que, cansados de esto, y con la promesa de que Corea del Norte crearía un paraíso socialista, sus padres tomaron la decisión de enviar a sus tres hijos (varones) adolescentes como una especie de “regalo de cumpleaños” al líder Kim Il-Sung


"El día que enviaron a dos de mis hermanos a Corea del Norte como un regalo a la revolución, al principio pensé que era un viaje familiar en el que todos nos íbamos a divertir":

La cineasta relata que todos se pusieron sus trajes tradicionales, y llegaron al puerto, había tanta gente que creían que el muelle iba a colapsar.

“Miles de papelitos de colores caían del cielo. Era 1971 y yo tenía 6 años. Ese día a mis dos hermanos los iban a enviar a Corea del Norte. Les decían que debían sentirse orgullosos de volver al lugar donde habían nacido”.


Uno de ellos tenía 14 años y el otro 16:

“Entonces caí en la cuenta que se irían de viaje. Lo que no pude prever aquel día es que no los vería por mucho tiempo”.

“Mis padres se veían emocionados ante la idea de que sus hijos fueran a ayudar a construir un paraíso socialista”.


Un año más tarde, enviaron al hijo mayor que tenía 18 años:

El hijo mayor terminó siendo un nuevo regalo para el líder, debido a que en la universidad a la que asistía (pro-norcoreana), surgió una especie de proyecto que fomentaba regalar jóvenes a la revolución.

Los seleccionados fueron 200 jóvenes, la mitad de ellos no quería regresar a Corea del Norte.


Esto sucedió en la época en la que Corea se dividió en dos:

“Tras el final de la segunda Guerra Mundial, Corea se dividió en dos: la del norte, apoyada por la Unión Soviética, y la del sur, apoyada por EE.UU.”

“A los coreanos que vivíamos en Japón nos tocó escoger entre el norte y el sur. Y ahora suena raro, pero por unos años, especialmente después de la partición, el norte era mucho más atractivo”.


"Mis padres militaban su apoyo al norte y de verdad pensaban que los dos países se iban a reunificar":

“Decidieron no enviarme a mí porque yo era más pequeña. A partir de allí comenzaron a promocionar el país a través de la organización cultural a la que pertenecían”

Yonghi relata que la comunidad de coreanos en Japón también se comenzó a dividir, entre los que apoyaban al norte o al sur. Las escuelas también comenzaron a volverse especificas para quienes apoyaban a cada bando, y allí les enseñaban a respetar su patria y a su líder.


Pronto sus padres se dieron cuenta que enviar a sus 3 hijos había sido un error:

“Ellos nos mandaban cartas y fotos cada tanto. En ellas nos decían que eran felices, se lo agradecían a Corea del Norte y nos aseguraban que todo iba a bien, y, sobre todo, que estaban estudiando muy duro”.

“Pero en las fotos veíamos otra cosa. Mi madre notó que mi hermano más pequeño estaba muy delgado. Le afectó su aspecto famélico, tanto que se puso a llorar y decidió romper las imágenes”.


Les enviaban provisiones y no dinero, porque no había nada para comprar:

Su madre enviaba provisiones para los 3 durante la década del 80 y 90, pues el país se vio afectado por la hambruna. Preferían no enviar dinero porque sabían que de nada serviría, no había nada para comprar.

Fue allí que ella comenzó a rechazar la idea de apoyar al gobierno norcoreano.


Durante un viaje escolar a Pyongyang, logró reencontrarse con sus hermanos, 11 años después:

“En ese momento tenía 17 años y llevaba 11 sin ver a mis hermanos. Y nos pudimos ver, pero apenas por ratos breves. No pude estar con ellos en sus casas”

“Solo pudimos mantener reuniones de 20 minutos. Eso fue algo que me impactó mucho, el poco tiempo que nos dieron”.

El resto del tiempo, su escuela visitaba museos y lugares en los que se les enseñaba la historia de la revolución.


Al poco tiempo, sus padres lograron reencontrarse con sus hijos:

“Pudieron estar en el apartamento de mi hermano. También vieron que sus hijos se habían casado. Que eran abuelos”.

“Fue durante esas visitas que mi madre comenzó a entender cómo mis hermanos habían vivido, y sobrevivido, todos esos años”.

Yonghi también relata que escuchaba a sus padres llorar cuando creían que estaban solos, pero frente a otras personas decían que sus hijos eran felices en su patria, y que estaban orgullosos de ellos.


Yonghi tiene prohibido entrar a Corea del Norte, pues presentó un documental contando esta historia:

“Desde 2004, cuando hice público el documental, no he podido verlos. Me exigieron que pidiera disculpas públicas y, como no lo hice, no me permiten la entrada al país”.

“Por supuesto, me preocupan mis hermanos. Después del documental se ha dificultado la comunicación con ellos. Yo no puedo ir a visitarlos y me aconsejaron que no les enviara más cartas”.


Su padre fue acusado de traidor por hablar en el documental de su hija:

“Él aceptó, en voz muy baja, que no tenía la menor idea de lo que ocurría en Corea del Norte cuando envió sus hijos como un regalo. Que era muy joven. Y aunque nunca dejó de ser fiel al partido de gobierno, esas palabras le costaron mucho”

“Él ya falleció y, cuando estaba en su lecho de mu3rt3, muchas personas se acercaron a decirle a mi mamá que su esposo había traicionado al partido. Muy pocas personas vinieron a su entierro”


Su madre falleció hace poco, y está agradecida con ella por ser seguidora de su trabajo:

“Tuve mucha rabia durante mucho tiempo. Preguntándome muchas cosas, “¿por qué lo hicieron?, ¿por qué los enviaron a ese lugar?””

“No tengo todas las respuestas, pero finalmente pude estar en paz conmigo misma” concluyó.


Anisk

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