El secuestro de Natascha Kampusch, estuvo 8 años en un sótano hasta que un día logró burlar a su captor

Natascha Kampusch tuvo que sufrir todo tipo de maltratos y abusos a lo largo de su vida, más aún de parte de la sociedad que se puso en su contra.

Luego de ser secuestrada a la edad de 10 años, y vivir 8 años en cautiverio, creyó que huir sería el final de su tormento, pero estaba lejos de ser así:

Su nombre es Natascha Kampusch, y estuvo secuestrada por 8 años:

Natascha tenía 10 años cuando en marzo de 1998, de camino a su escuela, un hombre la tomó de la cintura y la subió a su furgoneta blanca.

Natascha medía 1.45 metros y pesaba 45 kilos. Una compañera de su escuela que caminaba detrás de ella, había presenciado lo ocurrido.


Se trataba de Wolfgang Priklopil, un electricista y técnico en comunicaciones de 36 años:

La niña de 12 años y otros testigos, lograron identificar el vehículo, una furgoneta Mercedes Benz blanca.

Todos los dueños de un vehículo similar (700 personas) en toda Austria fueron entrevistados, incluido Wolfgang. Lamentablemente, debido a que no tenía antecedentes a la policía les pareció inofensivo (había dicho que en ese horario estuvo solo en su domicilio), lo dejaron irse.

Al parecer el hombre había recibido una herencia millonaria, que estaba condicionada (por su difunto padre), a que trabajara durante al menos 3 años en un empleo estable.


Este error provocó que Natascha permanezca secuestrada 8 años:

La casa de Wolfgang se encontraba a tan solo 16 kilómetros de la casa de Natascha, allí vivía solo con su madre, pues sus padres se llevaban muy mal, y tuvieron que divorciarse, razón por la cual la niña había subido de peso.

El secuestrador al comienzo le dijo a Natascha que sería liberada, si sus padres pagaban el rescate, pero esto era solo un engaño.


Natascha vivió en un sótano sin ventanas, en una pesadilla bajo tierra:

Wolfgang preparó una especie de calabozo en una casa fuera de la ciudad. Una pequeña habitación de 2,78 m por 1,81, al que se accedía gateando por un hueco, a una pequeña puerta de acero escondida detrás de un mueble.

Esta habitación estaba ubicada bajo el garaje, el lugar no tenía ventanas. La puerta de 50*50 centímetros, se cerraba como una caja fuerte con sistema electrónico.


Al comienzo Wolfgang la mantuvo cautiva en el lugar las 24 horas del día:

La joven recuerda que, al comienzo, su secuestrador la bañaba “como si fuera un coche, sin ningún sentimiento, ni segundas intenciones”.

Luego de que Natascha ganara su confianza, este le permitió subir a la casa (2 años después) cada tanto, para que pueda bañarse. También la obligaba a dormir con él, encadenándola a la cama.

4 años más tarde, Wolfgang comenzó a abusar de Natascha, a golpearla y a humillarla. El hombre la obligaba a quitarse la ropa, para observarla mientras limpiaba la casa. Cuando esta se sentía con coraje para confrontarlo, el hombre la encerraba y la dejaba sin alimento por días.


Natascha recuerda que la trató "como a una leprosa" cuando tuvo su primera menstruación:

“Quería impedir que me desarrollara como adulta. Era paranoide, enfermo (…). De lo contrario, no habría necesitado secuestrar a una niña” relató.

Este también la obligaba a raparse la cabeza, y a llamarlo “señor” o “maestro”.

El hombre le entregaba libros y manuales escolares, además de una radio para que la joven escuchara las noticias.


Intentó quitarse la vida en varias ocasiones:

“Sabía que no podía pasar toda mi vida de esta manera. Sólo había una salida: quitarme la vida (…). A los 14 años, intenté varias veces estrangul@rm3 con prendas de ropa”

“A los 15, traté de cortarme las venas con una aguja de coser” relató en su libro.


El 23 de agosto del 2006, Natascha logró huir, y buscó ayuda con una vecina:

En ese momento tenía 18 años, y gracias a la confianza que había ganado con su secuestrador, este le permitía salir al patio mientras él la controlaba.

En ese momento ella estaba aspirando el auto de lujo de Wolfgang, mientras este estaba ensimismado en una llamada telefónica.

La joven aprovechó para huir, y llegó a la casa de una vecina, una anciana que llamó a la policía ante el pedido de auxilio. Su aspecto era terrible, tenía moretones en las piernas y estaba delgada.


8 horas después, su secuestrador yacía sin vida en las vías del tren:

Cuando Wolfgang notó que Natascha había huido, llamó a su mejor amigo, y le reveló lo que había hecho, este relató que creyó haberlo convencido de entregarse, pero antes de ser hallado por la policía, decidió acabar con su vida.

El hombre se lanzó a las vías del tren de las afueras de Viena, y su cuerpo d3c@pit@do fue encontrado entre las dos vías de los trenes.


Natascha escribió el libro "3096 días" (convertido en película) que le generó mucho dinero, el problema es que la gente comenzó a cuestionarla:

La gente comenzó a cuestionarla, se rumoreó que ella era cómplice de una red de pederastas, que había m@t@d0 a un hijo que engendró con su captor, y que en realidad ella se había ido con Wolfgag, pues sus padres la habían vendido.

Esto debido a que varios informes de interrogatorios se filtraron a la prensa, y allí ella declaraba que varios encuentros íntimos fueron “voluntarios”.


La gente comenzó a insultarla pues se reveló que se había ido de vacaciones con él:

“¿Por qué no huyó antes?”, “¿Por qué ella había llorado desconsolada cuando se enteró del su!cidi0?” fueron algunas interrogantes de la prensa y los curiosos. Ella se defendió diciendo; “Fue parte de mi vida. Por eso, de alguna manera, me entristece su mu3rt3″.

La gente en la calle comenzó a agredirla e insultarla, en la web la acosaban y le reprochaba que se haya hecho rica contando su drama. Los expertos intentaban explicar que se trataba del síndrome de Estocolmo, pero fue en vano.

La joven decidió encerrarse en su departamento y se dedicó a cuidar de sus cactus y a la fotografía. En 2009 relató a un diario; “Vivo como un ermitaño, tengo ataques de ansiedad”.


En 2021 se cumplieron 15 años del suceso y aún considera que reconstruir su vida ha sido difícil:

Ahora Natascha es una reconocida diseñadora de joyas, que sigue yendo a terapia cada semana, actualmente tiene 34 años.

Las autoridades le entregaron la casa en la que estuvo secuestrada, como compensación económica por su experiencia, y aunque no vive allí, pasa con frecuencia para cuidar del jardín. Esto según confiesa, la ayuda a “tener el control” de la situación y la “satisfacción de sobrevivir”.


Anisk

Mi nombre es Ana, me encanta escribir post de curiosidades e historias sobre casos reales y misteriosos, Snowy también es mi gata, y estamos obsesionados con ella.
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